jueves, 21 de marzo de 2024

Héroes sin Testigos. La defensa de Intermedia A

Héroes  sin testigos. La defensa de Intermedia A 

 

La carta de César de Medina

El 30 de abril de 1923, César de Medina, poeta, político y padre del teniente Antonio de Medina Castro,  escribió una extensa carta al Consejo Supremo de Guerra y Marina (1). La fecha no era fortuita, poco antes se había sobreseído la causa donde se dilucidaba si existió alguna irregularidad en la defensa de la posición Intermedia A, lugar donde murió en combate su querido hijo. La causa se inició el 7 de diciembre de 1921 y fue su instructor el teniente coronel Manuel Jiménez García, uno de los designados para instruir las causas que se derivasen de la investigación del general Picasso (2). La causa se incluyó en la pérdida de las posiciones del entorno de Dar Drius, entre las que figuraba Intermedia A.

Por Real Decreto de 2 de enero de 1923 se sobreseyó definitivamente la causa por no aparecer indicios de haberse cometido delito alguno en la defensa de la posición. Poco después de ello fue cuando César de Medina escribió su carta. Desplegó en seis puntos las dudas que, según su punto de vista, se habían producido en torno a la conquista, ubicación y defensa de la posición, expuso sus conclusiones en el punto séptimo:

“Que todo lo que acontece fue la causa de que la escasa guarnición de la posición A, falta de órdenes y de socorro, quedara completamente sola, rodeada de todo el enemigo. En cumplimiento estricto de su deber militar, se prolongó una estéril y heroica defensa que duró cinco días, hasta que, agotadas las municiones, pereció por asalto, sin rendirse ni capitular, siendo asesinados todos sus gloriosos defensores”

Una posición olvidada, era el resumen de sus pensamientos. Olvidada en los papeles, en los planos, en las relaciones de su unidad, olvidada por los que se retiraban. A las dudas que, aunque no en su totalidad igualmente comparto, habría que añadir: Testimonios contradictorios, práctica inexistencia de supervivientes, un juicio desfavorable, errores en las comunicaciones, falta de órdenes y, sobre todo, una sensación de no entender por qué los defensores de A se vieron volcados a prolongar, como escribía César, una estéril defensa. ¿Por qué quedaron solos en aquella loma en Tauarda?

Tantas dudas y una sola certeza: se portaron como valientes. Fueron héroes sin testigos. Resistieron durante días en las peores condiciones posibles, sin agua, víveres, munición, completamente aislados y sin posibilidad de ser socorridos. Recordar el sacrificio de los defensores de Intermedia A y saber cómo se desarrollaron los acontecimientos es algo que se ganaron con creces. Su gesta lo merece. 

Fragmento de la carta de César de Medina Bocos


La pista de Annual

Tras la ocupación y pérdida de Abarran el 1 de junio, el Alto Mando decidió ocupar una serie de posiciones, tanto en el frente avanzado como en la pista que comunicaba Ben Tieb con Annual. El mando de todas las operaciones recayó en el general Felipe Navarro Ceballos-Escalera, segundo jefe de la Comandancia General de Melilla. La pista que comunicaba Ben Tieb y Annual se empezó a construir tras la ocupación de Annual el 15 de enero de 1921. De su trazado se encargó la Comandancia de Ingenieros y debido a las dificultades que presentaba absorbió el presupuesto anual asignado a toda la red de caminos en la Comandancia. Los 21 kilómetros de serpenteante recorrido supusieron un reto para los ingenieros militares que debieron contratar personal local y contar además con el refuerzo de infantes asignados a las compañías de Zapadores.

Pista Ben Tieb-Annual. Las flechas amarillas indican los ataques rifeños la mañana del 22 de julio

De las seis compañías de zapadores que formaban la Comandancia, cinco fueron asignadas (en diversas fases) a la construcción de la pista. Entre Annual e Izumar quedaron cuatro compañías y una quinta en Ben Tieb. Conseguir el acceso del Valle de Sepsa al campamento de Annual y lograr que a través de la pista pudieran circular hasta los vehículos pesados, fue sin duda un desafío para los ingenieros. Estrecha pista de poco más de tres metros de anchura, encajada entre alturas y barrancos que debía superar el desfiladero de Izumar que desde entonces fue conocido por su sinuosidad como el tobogán (3).

Hoy en día sigue impresionando circular por allí. Debido a su angostura las tropas usaban además otra red de caminos secundarios, la mayoría de herradura, que corrían en paralelo a la pista o a través de las posiciones. Esto explicaría que parte de las tropas no usaran el 22 de julio la saturada pista principal retirándose a través de otros caminos.

En paralelo a la construcción, la sección de campaña fue instalando posiciones en ambos flancos del camino. A la derecha de la pista principal (en sentido Annual) se instalaron Izumar y el Morabo de Sidi Mohamed ocupadas poco después de Annual. Izumar fue de vital importancia ya que, al no poder llegar los camiones y ambulancias hasta el campamento general, se realizaba allí el transbordo de mercancías, municiones y heridos o enfermos. Al margen del acceso por la pista principal se podía desde Izumar llegar al campamento de Annual usando el camino viejo, de ahí que en algunas ocasiones se cite que estaba a la derecha de la pista, pero a la izquierda del camino viejo. 

Plano de los caminos de Izumar hasta Annual. Expediente Picasso

A la izquierda de la pista se ubicaron la Intermedia A (ocupada el 3 de junio), Yebel Uddia (ubicada a más de 1000 metros) y la Intermedia B, situada antes de coronar el desfiladero. En los planos de la Comisión de Límites (4), se puede observar un camino de herradura que comunicaría, por la parte interna de la pista, las tres posiciones (visible en la actualidad con Google Earth). Esta circunstancia, como veremos, explicaría algunos de los movimientos de repliegue que se produjeron el 22 de julio. En los días previos a la retirada, se conquistó en el flanco derecho, sobre una alargada loma, una nueva posición muy cerca del campamento de Annual, que se denominó Intermedia C. Finalmente, el 22 de julio, el Alto Mando decidió instalar otra posición en el flanco izquierdo, junto a un viaducto construido por los ingenieros y conocido como puente de madera, obra que llevó a cabo el capitán Sarmiento. La columna (5) que debía ocupar esta posición, sin nombre, partió de Ben Tieb a primera hora de la mañana del 22, cuando en Annual estaban a punto de decidir la retirada. A pesar de ello, nada se comunicó a la columna que, a las órdenes del teniente coronel Primo de Rivera, partió a cumplir la orden recibida, ajenos por completo a lo que estaba sucediendo en Annual. La columna la formaban nada menos que 5 escuadrones de Alcántara, 3 compañías de Ceriñola, 1 compañía de zapadores, tropas de intendencia y una sección de ambulancia (prácticamente 700 hombres). Nada se les comunicó al partir ni cuando se iniciaron los trabajos de fortificación. La retirada de Annual les sorprendió (6) y obligó a finalizar los trabajos de fortificación. La gran mayoría de los efectivos se replegaron en orden a Ben Tieb, pero dos de las compañías de Ceriñola que se hallaban en la nueva posición lo hicieron en dirección a los barrancos y caminos interiores del macizo montañoso de Tauarda hasta alcanzar la altura del Yebel Uddia. Esta circunstancia será de especial relevancia en lo que posteriormente ocurrirá en la Intermedia A.
 
Construcción de la pista por parte de los zapadores. A la izquierda se hallaría la posición B. La inédita imagen refleja perfectamente la carencia de medios. Pico y pala 
 

Según se recoge en las confidencias de la Policía Indígena, era de esperar que la Harka intentara a todo trance cortar la pista a la altura del paso de Tauarda, por lo que las posiciones enclavadas a la izquierda de la pista pudieran ser atacadas o cercadas y la pista cortada, sellando así el destino de miles de hombres (7). Las confidencias se cumplieron, ya que por varios puntos situados a la izquierda del camino se produjeron ataques (8). A ello habría que añadir que muy poco después de iniciarse la retirada, todos los poblados existentes en la zona se alzaron contra las tropas españolas y la pista quedó cortada. Pocas horas después de la retirada de Annual solo resistían en vanguardia Sidi Dris y Afrau que, aunque difícil, tenían una esperanza gracias a la armada. A los que en aquellos momentos no habían podido evacuar, les aguardaba un más que incierto destino: solos, cercados y sin ninguna posibilidad de auxilio. Así quedaron los defensores de Intermedia A.

Las certezas

El 3 de junio una columna de infantería al mando del general Felipe Navarro partió desde Dar Drius (9). Acompañaron al general el coronel López Pozas (jefe de la comandancia de ingenieros), comandante Carvajal (ayudante del general), comandante Cabrerizo de estado mayor y capitán Luis Ostariz (ayudante de la comandancia de ingenieros). Eligieron para emplazar la nueva posición, a la que denominaron A, una loma a la izquierda de la pista de Annual que batía las bajadas de Tauarda y tenía a su derecha y más elevado el entonces puesto de policía de Yebel Uddia. De la fortificación se encargó la 3ª Cía. de Zapadores al mando del capitán García Andújar, cuyas tropas constituyeron la primera guarnición de la posición siendo relevadas por tropas de infantería un día después (10). La operación culminó con la conquista de otra nueva posición en el flanco izquierdo de la pista a la que denominaron B y que se hallaba entre Uddia e Izumar.

El 4 de junio se incorporaron a la posición dos secciones de la 3ª compañía/III batallón del regimiento San Fernando 11 (11). Como jefe del destacamento se designó al capitán José Escribano Aguado, oficial nacido en La Roda (Albacete) en 1883 y perteneciente a la promoción de infantería de 1899. Llevaba en el empleo de capitán más de 9 años y había participado en las campañas de 1909 y 1911. Contaba el capitán como auxiliares con los alféreces Darío Fernández Reigada (Villagarcía de Arosa, 26/10/1899) y Ricardo Escribano Aguado (Aranjuez, 06/04/1897), hermano del capitán y de permiso durante los días de Annual. Ambos pertenecían a la promoción de infantería de 1916.

Formaban las dos secciones de la compañía, 58 sargentos, cabos y soldados (12). La tercera sección de la compañía se hallaba destacada en Azrú, posición situada en el camino a Midar. Orgánicamente, la posición A pertenecía a la circunscripción de Dar Drius, situada a 16 kilómetros, aunque la posición principal era Ben Tieb. El acceso se realizaba a través de la pista Ben Tieb-Annual. También podían, en caso necesario, descender hasta el valle y alcanzar Ben Tieb a través de otros caminos.

Las comunicaciones se hallaban a cargo de 4 soldados de la compañía de telégrafos de campaña. Contaban con el Heliógrafo para las comunicaciones diurnas y el Mangin para las nocturnas. El 9 de julio, tras tender el cable, los ingenieros pudieron disponer también de comunicación telefónica. En el plano de comunicaciones de la circunscripción (13), se enlazaba telefónicamente con Annual y Ben Tieb mediante una línea semipermanente.

Alférez Darío Fernández Reigada. Última fotografía antes de su muerte en combate

El único aspecto sobre el que no existe constancia es la cantidad de municiones que tenía asignada la posición, ya que no aparece en las relaciones de la Comandancia de Artillería (14). Otras posiciones de guarniciones similares disponían de entre 17.600 cartuchos en Tazarut Uzai, 32.000 en Yebel Uddia o 60.370 en Haf. Cantidad que podría ser claramente insuficiente si los ataques eran continuados. De lo que no hay duda es que durante la defensa de la posición no recibieron munición y con la dotación existente debieron resistir. La artillería en las posiciones disponía habitualmente de un repuesto de aproximadamente 400 granadas (metralla y rompedoras) por batería, si tenemos en cuenta que en A solo había dos piezas, el repuesto sería inferior.

La posición se hallaba en el macizo de Tauarda (cabila de Beni Ulisek), del cual formaban parte cimas como el Yebel Uddia o la más conocida, Peña Tauarda, situada en el sector de Tizi Asa y que en ocasiones se confunde con la Intermedia A, (entre ambas hay una considerable distancia). No disponemos de más información de la posición que el testimonio del soldado Francisco Gómez Iniester (15), que permaneció en ella hasta que a mediados de julio cuando fue nombrado cartero y destinado a Ben Tieb. Gracias a su testimonio, sabemos que la posición se abastecía en Ben Tieb, a donde cada día acudía el convoy formado por 1 cabo y tres soldados. La aguada, sin embargo, no se efectuaba en Ben Tieb, sino que se hacía en el camino que conduce a Yebel Uddia, distante a unos dos kilómetros. Un detalle importante en la declaración del cartero es que el 22 de julio entregó al cabo furriel de A el correo del día a las ocho de la mañana. Por tanto, podemos afirmar que ese día se realizó el convoy sin novedad, fueron las últimas cartas y víveres que recibieron.

Las condiciones de defensa de la posición eran las comunes a otros muchos destacamentos: situada en un cerro que hubo de aplanarse, cercada por un parapeto de 2 metros con banqueta y rodeada de un piquete de alambrada. En su interior, se concentraban las siete tiendas cónicas que albergaban a oficiales y tropa. Teniendo en cuenta la escasa guarnición, la podemos considerar una posición reducida sin construcciones fijas, circunstancias que dificultan su localización exacta por la carencia de vestigios. En el diario de operaciones de la Comandancia, se consignan los escasos movimientos relacionados con la posición (16):

9 de julio: Se incorporan 1 oficial y 10 soldados para manejar dos ametralladoras pertenecientes a la Compañía de ametralladoras del I Bon. El oficial al frente de la sección era el teniente Antonio Márquez Tellaeche (San Sebastián, 21/04/1895), segundo en la cadena de mando tras el capitán Escribano. El mismo día se consigna la llegada de una compañía de zapadores que fue quien tendió el hilo telefónico.

18 de julio: La columna Drius, formada por 5 compañías de infantería y una batería, parten de Drius y llegan hasta A, regresando al campamento principal el mismo día.

Aunque no aparece en el diario de operaciones, hay que consignar que el 15 de julio se incorporaron las tropas de artillería: 1 oficial y 12 artilleros para servir 2 piezas Schneider de 70 mm. Conocemos con exactitud la fecha, ya que para escoltar a la artillería se designó a un escuadrón del Alcántara 14 al mando del alférez Juan Maroto. El oficial anotó en su diario (17) que se le cedió al teniente Antonio de Medina Castro (jefe de la artillería) un caballo por no ser plaza montada.El diario de Maroto (17) menciona igualmente que al no haber avisado al capitán Escribano de la llegada de las piezas fue muy difícil conseguir que entraran en el pequeño reducto. Debieron derribar parte del parapeto para conseguirlo. Al incorporarse la sección de artillería, queda conformada la guarnición que defenderá la posición: 4 oficiales y 82 sargentos, cabos y soldados.  La sección de Maroto regresó a Dar Drius utilizando un camino que conducía hasta allí sin pasar por Ben Tieb, lo que prueba la existencia de caminos secundarios que utilizaban habitualmente las tropas españolas.

Buscando la Intermedia A

Hasta hace poco, solo disponíamos de los diversos planos para localizar la posición, lo que a veces no facilitaba una ubicación fiable. En mi intento por localizarla, me he servido de los planos pertenecientes al Mapa Militar de Marruecos (18), carta provisional de los años 1921, 1923 y 1925 confeccionados por el Cuerpo de Estado Mayor. De gran utilidad me han sido igualmente los planos confeccionados por la Comisión de Límites de Marruecos (19), específicamente el Plano de las Circunscripciones de Vanguardia de la zona Oriental y el croquis de la zona de operaciones. Ambas publicaciones son mucho más completas y fiables que los planos que se encuentran en el Expediente Picasso, Causa Contra el Mando y otros autores. Del estudio de todos los planos se deduce una ubicación que varía sensiblemente, complicando la localización exacta. 

Localización en plano de la Comisión de Límites

También contamos, y es un documento significativo, con una fotografía aérea tomada en 1925 (20). La imagen tiene un alto valor histórico, ya que es la única donde podemos apreciar el trazado de la pista de Annual, que no coincide en su totalidad con la actual carretera. La fotografía indica el lugar donde estaban ubicadas las posiciones de Morabo, Yebel Uddia e Intermedia A. Hay que recordar que en aquel momento el territorio fotografiado no había sido reconquistado, lo cual no ocurrió hasta 1926. Tal vez por ello se produce un error en la localización de Yebel Uddia, que sitúa por debajo de su ubicación real, y la Intermedia A, que sitúa muy cerca de la pista, circunstancia que no se refleja en los planos consultados. Finalmente, contamos con la declaración de diversos testimonios que mencionan la posición, aunque no ofrecen detalles relevantes para localizarla.

El plano más fiable en este sentido es el de la Comisión de Límites que sitúa la posición batiendo las bajadas de Tauarda (21) y situada a 1,5 kilómetros de la pista. Se trata de una sucesión de lomas que se alzan a la izquierda de la pista y dominan a sus espaldas el poblado de Tahuarda, donde nace el río que lleva el mismo nombre.

Se podía acceder a la posición desde un camino de herradura (22) que partía de la pista y que se bifurcaba en dos direcciones, una al Yebel Uddia y otra a la posible ubicación de A. La distancia a la pista haría más difícil la evacuación el 22 de julio y entorpecería a la columna en retirada poder tener visión directa de la posición (no se conseguía hasta llegar a la planicie que conduce a Ben Tieb) . Igualmente, se podría, desde estas lomas, llegar a Ben Tieb bajando al valle por donde discurre el río Tauarda, cuyas ramificaciones junto a las pistas secundarias me han servido para ubicar la posición. La pequeña estribación está formada por lomas que van de los 650 a los 780 metros. En el lugar no se aprecian importantes vestigios, tan solo algún indicio de terreno aplanado con forma rectangular y situada junto al camino. Este lugar se correspondería con la ubicación de la Intermedia A. Circunstancia que ha sido comprobada el 13/04/2024 al confirmar que la posición se hallaba efectivamente en las coordenadas.  35°03'23"N 3°30'09"W. Para saber más del hallazgo de la posición: Posición A, confirmada. Un día muy feliz

En este punto es interesante consignar un aspecto destacable y que se puede comprobar gracias al Google earth. Desde la Intermedia A, era imposible poder visualizar las posiciones de vanguardia como en muchas ocasiones se ha escrito, el Yebel Uddia impedía tal posibilidad. Sin embargo a retaguardia disponían de una excelente visión de toda la llanura, Ben Tieb, Dar Drius, Cheif.  No fueron tampoco conscientes de la retirada de Annual hasta que las fuerzas sobrepasaron el Yebel Uddia.

 

Fotografía del servicio aéreo 1925

Los testigos que no lo vieron

Inicio el relato de lo sucedido proporcionando información sobre los testigos que no estuvieron en la posición, pero que conocieron lo ocurrido a través de referencias. En este grupo se encuentran los tenientes Roque Reig Valerino, Felipe Peña Martínez, Fernando Gómez López y el capitán Sigifredo Sainz Gutiérrez. Los cuatro prestaron declaración ante Picasso y ante el instructor de la causa que se siguió para esclarecer los hechos ocurridos. La cadena de acontecimientos se inició el 22 de julio a las 10.00 horas, momento en el que tenemos la absoluta certeza que se inició la retirada de Annual (22), desde donde nada se comunicó a las posiciones de la pista. A partir de ese momento pasaron la pista tres batallones de infantería (incluido el del San Fernando 11), el Grupo de Regulares, el regimiento de caballería y las tropas de intendencia y artillería. Llama la atención poderosamente que salvo un testigo (comandante Alzugaray) nadie reparara en la Intermedia a pesar de que era visible desde la pista.

Felipe Peña Martínez era teniente médico del regimiento San Fernando 11. El 22 de julio estaba a cargo de la pequeña enfermería de Ben Tieb. Prestó declaración en varias ocasiones (23), tanto con respecto a lo ocurrido en Ben Tieb como en calidad de superviviente de Monte Arruit. Fue el único oficial médico que sobrevivió a la matanza, siendo capturado y apresado hasta el 13 de agosto, cuando fue liberado previo pago de rescate. Su primera declaración se produjo ante el general Picasso el 15 de agosto.

Peña declaró haber tenido conocimiento de la evacuación del Yebel Uddia hacia Intermedia A, aunque no aclara cómo. Menciona que Intermedia A fue atacada el mismo día 22 y que enviaron mensajes telefónicos informando de que estaban rodeados por el enemigo, pero no recibieron respuesta. Sin embargo, no especifica si los mensajes fueron dirigidos a Ben Tieb u otra posición (podría ser Dar Drius), aunque sabía que no obtuvieron respuesta. Esta circunstancia resulta desconcertante, ya que desde Ben Tieb se conocía perfectamente la ubicación de A y era visible con prismáticos incluso para el mismo. Posteriormente, Peña declaró un hecho sorprendente:

” El capitán Escribano, el teniente Márquez y el alférez Reigada se suicidaron el 23 de julio después de haber agotado los medios de defensa”

¿Cómo pudo Peña tener conocimiento de esto? En caso de ser cierta esta afirmación, cambiaría por completo el curso de los acontecimientos. ¿Podrían haber sido testigos de ello desde Ben Tieb? No, ya que abandonaron la posición a primera hora de la tarde del día 22. ¿Es posible que alguien se lo comunicara? No veo otra opción, lo que indicaría que alguien que estuvo en la posición A coincidió posteriormente con Peña, tal vez en Monte Arruit, a donde algunos autores afirman que llegó un superviviente de A. Lo que podemos afirmar es que al pasar la columna en retirada por la pista el capitán Escribano decidió defender su puesto cumpliendo con su deber a pesar de no haber recibido orden alguna en ese sentido.

En esta primera declaración, no menciona Peña un hecho trascendental: ¿Cómo es posible que desde Ben Tieb no se comunicara a Intermedia A que se estaban retirando hacia Dar Drius? No tengo respuesta a esta pregunta, ya que el oficial al mando de Ben Tieb, capitán Antonio Lobo, y la mayoría de sus oficiales murieron en Monte Arruit. De lo que no hay duda es que tras la retirada de Ben Tieb, la posición A quedó completamente aislada y cercada, sellando así su destino. Debió ser un momento muy duro para la guarnición.

En su segunda declaración, Felipe Peña aportó poco más y justificó la retirada de Ben Tieb en función de la pérdida de posiciones avanzadas y del del hecho de que las tropas en retirada no se detuvieran en Ben Tieb (excepto para descansar). Como dato más importante, afirmó que se pidió instrucciones a Dar Drius y se pudo habló con el capitán de estado mayor Jacinto Dolz del Castellar. El oficial les comunicó que lo pondría en conocimiento del jefe de la circunscripción, el teniente coronel de San Fernando Pérez Ortiz. Esta comunicación prueba que a esas alturas el teléfono seguía funcionando en Ben Tieb, aunque probablemente ya hubiese sido cortada la línea en las posiciones de vanguardia.

Finalmente, el capitán Lobo, ante la falta de órdenes, decide retirarse a Dar Drius a donde llegan las tropas en orden y sin bajas. La pérdida de Ben Tieb condena no solo a las posiciones de la pista, sino también a otras muchas de su entorno especialmente Mehayast (donde igualmente quedarán aislados), Yemaa de Nador, su avanzadilla y Axdir Assus donde tampoco recibieron orden alguna esa mañana del 22 de julio. La pérdida de las posiciones dependientes de Ben Tieb es uno de los aspectos más desconocidos de aquel 22 de julio y la causa que se instruyó no ha visto la luz todavía.

El teniente Roque Reig Valerino, jefe de la artillería en Buhafora, se encontraba relativamente alejado de Intermedia A. La posición sucumbió el 23 de julio, y la mayoría de los defensores murieron, la mortalidad fue altísima, salvándose únicamente 1 oficial, 1 sargento y 1 soldado de los 135 españoles presentes. Desde Buhafora, no se podía avistar Intermedia A, que se encontraba a unos 6 kilómetros en línea recta, ya que una de las cimas de Tauarda bloqueaba la visión directa. 


Felipe Peña Martínez y Roque Reig Valerino

El testimonio de Reig es el único que sitúa la defensa de la posición hasta el 27 o 28 de julio (25). Desde el poblado de Buhafora, donde estaba preso, escuchaba constantes combates en dirección a Intermedia A. Según le contaron sus captores, la posición resistió los embates durante días hasta que el capitán decidió entablar una negociación en las afueras de la posición. Al desconfiar el capitán de los negociadores y verse rodeado, ordenó a sus tropas abrir fuego contra el grupo de rifeños, entre los cuales se encontraba él mismo. Las descargas de las tropas mataron al capitán y a varios rifeños. El sacrificio del capitán fue el preludio de la tragedia. A pesar de ello continuaron las negociaciones y se acordó la entrega de la posición que como en muchas ocasiones derivó en una matanza de la que tan solo sobrevivieron dos soldados que quedaron cautivos, extremo que con toda seguridad conoció en Annual donde se concentraba a los prisioneros. Poco después escuchó el teniente Reig un importante tiroteo más próximo, según le comentó el caíd que le tenía preso, era la harka que celebraba la caída de la posición.

El teniente Reig fue conducido al antiguo campamento de Annual de donde se fugó en compañía del sargento de Regulares Saturnino Encinar. Declaró el oficial que entre Annual y la Intermedia A vieron decenas de cuerpos, el teniente los cifraba en quinientos (cifra que no resulta descabellada). El testimonio del oficial, a pesar de no ser testigo directo de los acontecimientos, fue de especial relevancia en la causa y en el juicio contradictorio que se instruyó al capitán Escribano. Es posible que pudiera incurrir en algún error en cuanto a las fechas, pero de lo que no cabe duda es de que, sabiendo, como sabía, dónde se hallaba la Intermedia, era evidente que el ruido de combates provenía de allí. No había nadie más que resistiese en aquella parte del territorio.

El capitán Sigifredo Sainz Gutiérrez fue designado el 21 de julio, jefe de estado mayor de la columna que debía instalar la nueva posición en el camino de Annual. Su testimonio (26) es de vital importancia en lo que concierne a la Intermedia, especialmente a partir de su llegada al mediodía del 22 a Dar Drius. No aporta información sobre la retirada de Ben Tieb, desconocía que los capitanes tenían tal intención (27).  Quiso el capitán en Dar Drius saber quién dio tal orden y preguntó al capitán Dolz, que le contestó que por él no había pasado tal orden (2). "Imposible conseguir el origen de ella". El único oficial que declaró de quien partió la orden fue el capitán de Alcántara 14 Ricardo Chicote que atribuye la orden al general Navarro (29). No resulta demasiado posible esta circunstancia ya que al retirarse de Ben Tieb, el general no había llegado todavía a Dar Drius y desconocía con exactitud la situación del territorio.

Sigifredo Sáinz Gutiérrez 1887-1933. La fotografía se tomó el día de su liberación 

Al incorporarse a Dar Drius, se unió al estado mayor de la posición y tras la llegada del general Navarro a su cuartel general. Nos aporta Sainz un dato importante que corroboran otros testigos: el general Navarro llegó a Dar Drius a las 17.30 horas (30). A las 18.45, el general envió su primera comunicación al ministro y al Alto Comisario. Navarro, sin duda, estaba impresionado por el alcance de la retirada y la pérdida de las posiciones y únicamente comunicaba a sus superiores que intentaría reorganizar a los elementos allí reunidos (31). Las decisiones que debía tomar a partir de entonces influyeron en la vida de cientos de hombres, momento especialmente duro para Navarro, que además debía asumir el mando accidental de la Comandancia.

Drius. Telegrama a Alto Comisario y a Guerra: 22 julio 1921, 18,45: “Llegado a esta posición a las 17,30, encontrando restos tropas procedentes Annual, posiciones intermedias.  No tengo noticias concretas de lo ocurrido; tampoco sé a ciencia cierta paradero comandante general. Me comunican haber evacuado Ben Tieb. Reorganizaré todos elementos que hay aquí concentrados. Daré cuenta a V. E. ampliando detalles cuando los conozca.”

Con respecto a las posiciones que todavía resistían en Midar, Tafersit y Tauarda, debía decidir apresuradamente, ya que el ataque sobre los destacamentos era generalizado. Navarro tenía dos posibilidades, aunque ninguna solución fácil: La retirada de las posiciones a Dar Drius, más sencilla, o la retirada a la zona sur del territorio que fue la decidió en principio. Esta última consistía en replegar sobre Cheif las posiciones de Izen Lassen, Azib de Midar, Buhafora, Tafersit, Hamuda, Karra Midar, Ain Kert, Azrú, Tzayudait e Intermedia A. Una vez en Cheif, se replegarían al Zoco Telatza pasando por Haf, maniobra más difícil, con la que el general pretendía no mezclar a las tropas que hasta ese momento no habían combatido con las que provenían de Annual. Esta fue, en principio, la opción que decidió y la que debía ser comunicada a las posiciones. Posteriormente, el general parlamentó con el Alto Comisario y a las 23.30 horas se comunicó a las posiciones la orden de repliegue. Del cifrado en clave P se encargaron el comandante Simeoni y el capitán Sánchez-Monge (32).

“A las cuatro de la madrugada de hoy se replegarán sobre Cheif inutilizando material que no se pueda transportar. Se replegará sobre Cheif para, desde esta posición, marchar al Zoco Telatza donde recibirán instrucciones. Recomiendo mayor orden en movimiento”.

La orden se comunicó a través del Mangin por ser de noche y no la recibieron todas las posiciones debido a que, según el capitán Sáinz, una capa de niebla dificultaba la comunicación, que debió suspenderse hasta el amanecer cuando sería posible utilizar el heliógrafo. Sin embargo, en el caso de Intermedia A sí recibieron la orden de repliegue, a la que contestaron que debido a estar rodeados por el enemigo les era imposible cumplir la orden y que sabrían morir con honor (33). Este mensaje de capital importancia desmontaría, en caso de ser cierto (no existe la comunicación original), la teoría de que a los telegrafistas se les olvidó comunicar la orden a la Intermedia A (34). Hay que tener en cuenta que en aquel momento en Dar Drius prestaban servicio nada menos que 3 sargentos, 1 cabo y 30 soldados de las compañías de Telégrafos y Red Permanente, máxime si tenemos en cuenta que desde Drius eran conscientes del ataque sobre la posición que se defendió toda la noche.

“Durante la noche del 22 y la mañana del 23 se oyó fuego de fusilería y cañón en la posición A, pero cada vez más lento, indicando que se iba agotando la vida de aquel heroico puesto de igual modo que se extingue la de un tísico, despacio, paulatinamente… pero siempre con la creencia de que no muere”. (35)


Vista desde la posible ubicación de Cheif

El texto de Sigifredo indica que si disminuía la cadencia de los disparos era porque las municiones se agotaban. Hay que tener en cuenta que, además de los defensores de A, se habían unido a la defensa la guarnición superviviente de Yebel Uddia y algunos elementos de la columna que se hallaba junto al puente de madera, lo que incrementó el número de hombres y disminuyó la dotación de munición de fusil. ¿Resulta posible que sin munición resistieran tantos días? El resto de posiciones no corría mejor suerte, prácticamente todas habían sufrido agresiones y cumplir la orden sería difícil por no decir imposible. En aquellos momentos, el general tenía decidido que una vez se reagruparan las posiciones, retiraría toda la columna a Batel.

En Cheif, lugar a donde debían replegarse las posiciones, reciben con retraso la orden de repliegue al Zoco Telatza. La posición situada estratégicamente en un cruce de caminos, Midar, Tafersit, Ben Tieb y Dar Drius, era un pequeño destacamento que a mediados de junio fue reforzado con la presencia de una columna móvil del regimiento Melilla 59 formada por 600 hombres. Según el testimonio del teniente Guillermo Vidal Cuadras (36), vieron el ataque sobre Yebel Uddia y la retirada de Ben Tieb. Al caer la noche, la línea telefónica fue cortada, debiendo, desde ese momento, comunicar con óptica. Sobre las 3:30, reciben el telegrama de Dar Drius ordenando la retirada y la concentración de posiciones. Se comunicó por Mangin a varias posiciones, pero no a la Intermedia A, no recuerda por qué declaró el oficial.

Posteriormente, debieron suspender las transmisiones debido a que el día comenzaba a clarear y el Mangin no era útil, debiendo esperar a que saliera el sol para comunicar con el heliógrafo. De todas las posiciones que debían replegarse sobre Cheif, solo lo hizo Hamuda donde mandaba la escasa fuerza el alférez Pascual Rey Arias (37). Confirma el alférez la recepción de la orden de repliegue y él mismo ordena comunicarla a Buhafora a la que servía de enlace. Durante el repliegue a Cheif, resultaron heridos el alférez y 3 soldados.

Mientras tanto, en Dar Drius conocen los ataques que se producen sobre las posiciones, una de ellas Haf, lugar por donde ha de pasar la columna para retirarse al Zoco Telatza. Decide entonces el general que la retirada se produzca sobre Dar Drius. Se debió por tanto comunicar a las posiciones la contraorden. Para asegurarse de que la orden llegase correctamente a Cheif, se designa al teniente de Policía Gilaberte para que la lleve en persona. Parte el oficial, pero antes de llegar a Cheif ya vio a la columna en retirada. Las posiciones deberían replegarse a Dar Drius y la Intermedia se hallaba a más de 15 kilómetros, debían atravesar una extensa zona de territorio sublevado a plena luz del día, algo que era materialmente imposible. Al alba empiezan a llegar a Drius los defensores de varias posiciones, algunas como Cheif gracias a la protección del regimiento Alcántara. En el repliegue muere en combate el teniente coronel José Orrego, jefe de la columna móvil de Cheif y alto número de hombres (38). A partir de entonces, los acontecimientos se suceden con rapidez; el Alto Comisario indica al general Navarro la conveniencia de resistir en Drius, a lo que Navarro contesta “Obedezco, pero mañana será tarde” (39) y se dispone a defenderse. Poco después, los rifeños atacan el convoy de heridos que cruza el río Igan y se compromete la única vía de escape que tiene la columna Navarro. Saben además que todas las posiciones dependientes de Ben Tieb se han perdido, algunas con lucha, otras abandonadas. La situación adquiere tal transcendencia que el general Navarro decide retomar el plan anterior y retirarse a Batel.

Vistas desde la carretera actual de Annual. (La ubicación de A es aproximada, queda tapada

Durante este periodo de gran actividad y zozobra en Drius, no queda constancia de que nada se comunicara a la Intermedia A, que a esas alturas ya atesoraba muchas horas de resistencia. El teniente de artillería Fernando Gómez López, destinado en Drius, declaró que la orden de repliegue no se comunicó a la posición A porque el telegrafista lo olvidó. Pero, ¿a qué orden se refiere?: la de retirarse a Cheif o la de replegarse a Drius, ya que el capitán Sáinz afirmó que contestaron a la primera y no consta que se les comunicara la contraorden. En todo caso, ambas opciones eran de imposible cumplimiento. Igualmente es posible que la orden a la que se refiere Gómez López no sea la de Dar Drius sino la de Cheif.  Únicamente es el teniente de intendencia Ángel Guerras Garrido (jefe del depósito de Ben Tieb) quien en su testimonio (40) afirma que el 23 a las 06.00 horas la posición A llamaba por teléfono a Dar Drius, circunstancia que no está confirmada ya que en gran parte del territorio se habían cortado las líneas. No queda constancia, por tanto, de que se comunicara a la posición A el repliegue de la columna. De nuevo quedan solos, si cabe todavía más.

Los testigos que lo vieron

Me adentro en este apartado en uno de los puntos más controvertidos de la narración de los hechos. Para poder articularlo es necesario aportar una serie de consideraciones imprescindibles. El 22 de julio antes de la retirada de Annual la guarnición de la posición A estaba formada por 86 hombres, dato fiable. Al producirse la retirada de Annual, una parte de la columna que montaba la nueva posición se replegó hacia el Yebel Uddia uniéndose a su guarnición. Allí resistieron aproximadamente tres horas hasta que se retiraron a Intermedia A. Imposible resulta saber con exactitud cuántos hombres pudieron acogerse en la posición A. En Uddia defendían la posición 3 oficiales y 91 hombres (41), no queda constancia que ninguno de los oficiales (Banco Torrubia, Herrero Tornadijo y Ñúdi Ruiz de Somavia) murieran en el repliegue, aunque no disponemos de datos sobre la tropa.

De las compañías de Ceriñola que se hallaban en la pista llegaron hasta Intermedia A, el capitán Benito Luque Pinillos y el teniente Fernando Velasco. Conocemos este dato gracias a la declaración de uno de los supervivientes y es un punto clave en la investigación (42) Es también muy posible que al margen de este grupo de cuantía desconocida se pudieran añadir otros procedentes de la Intermedia B y núcleos de la columna que se retiró de Annual, posiblemente por estar la pista cortada por los rifeños, circunstancia que explicaría que los defensores de Yebel Uddia no se retirasen a través de la pista. 

Esteban Garreta Pous. Declaración 07/04/1923

Uno de los defensores era Esteban Garreta Pous, nacido en Granollers en 1899 y filiado en la 6ª Cía/II Bon que guarnecía Yebel Uddia. Antes de entrar a valorar su declaración hay que puntualizar que esta se produjo el 7 de abril de 1923 (43). El motivo fue que Garreta fue apresado y conducido al cautiverio hasta que el 23 de enero de 1923 fue liberado. Este detalle es trascendental ya que la Causa para dilucidar la pérdida de Intermedia A se sobreseyó el 2 de enero de 1923, por tanto, no declaró en este procedimiento. El interrogatorio tras ser liberado fue exactamente el mismo que al resto de compañeros y hasta es probable que no se supiese que había participado en la defensa de Intermedia A. De hecho, en ninguna de las múltiples relaciones de prisioneros se consigna el lugar donde se hallaban destinados antes de ser apresados.

Su testimonio se complementa con una entrevista concedida al Diario local La Gralla (44) el 11 de febrero de 1923, pocos días después de su liberación. El 22 de julio al producirse la retirada de Annual, en el Yebel Uddia son plenamente conscientes ya que la altura donde se halla enclavada la posición les permite tener una excelente visión del territorio comprendido entre Ben Tieb y Annual. Hasta allí llegaron componentes de las compañías de Ceriñola que estaban en la pista muy acosados por los habitantes de los poblados adyacentes y las fuerzas de Policía Indígena que ya habían causado defección. No queda claro si recibieron orden de repliegue o no, Garreta testificó que se recibió, pero no puede precisar de dónde. A las fuerzas de Uddia que mandaba el teniente Vicente Blanco se unen fuerzas de Ceriñola al mando del capitán Benito Luque Pinillos que se hace cargo del mando. Tras dos horas de ataques deciden replegarse, pero en lugar de hacerlo a través de la pista lo hacen a la Intermedia A donde llegan poco después haciéndose cargo del mando el capitán Luque. Es el soldado Garreta, el único que declara que el mando por antigüedad lo asumió el capitán Luque, circunstancia que sinceramente desconcierta y asombra. Igualmente declara que en Intermedia A se agruparon efectivos de diversos cuerpos y armas que sumaban 350 hombres cifra altísima si tenemos en cuenta que la guarnición era de 86 hombres. En cuanto a los Cifra los cifra en 8, otro dato que no aporta nadie pero que una vez comprobado resulta creíble (45).

Vista del Yebel Uddia desde la carretera actual de Annual

Al margen de estas consideraciones hay que reconocer que Garreta nos aporta datos interesantes y menos asombrosos. El 22, la posición sufrió violentos ataques que causaron muchas bajas que fueron enterradas junto al parapeto. La mañana del 23 de julio sobrevoló el lugar un aeroplano, circunstancia que efectivamente ocurrió. A primera hora despegaron del aeródromo de Zeluán cuatro aparatos (46), los pilotados por los capitanes Fernández Mulero y Muñoz bombardean la zona de Annual, Beni Ulisex y Midar. El capitán Fernández sobrevoló Ben Tieb y ante la concentración rifeña decidió arrojar las bombas que portaba resultado herido el observador, teniente de navío Fernández Cadarso. Fueron los últimos en ver con vida a los defensores de la posición. Aquella noche, que según el capitán Sáinz cubría una ligera capa de niebla (47), el jefe de la posición ordenó la evacuación. Intentaron como pudieron alcanzar la salvación, pero les resultó imposible ya que se hallaban rodeados. Al no conocer la hora en la que intentaron evacuar no podemos saber si fue a consecuencia de la orden de repliegue de las posiciones a Cheif. Tampoco podemos saber a ciencia cierta si cuando el capitán ordenó regresar a la posición, todos los hicieron o por el contrario algunos no volvieron, bien por no poder o porque ya no quisieron.  Estoy convencido de que fue así.

Otro punto importante de su declaración es que al intentar evacuar se inutilizaron los cañones y escondieron algunas granadas junto al lugar donde enterraron a los compañeros muertos. Este aspecto que podría pasar desapercibido será muy importante cuando mucho después se identificaron los restos de uno de los oficiales. La situación era desesperada, sin agua, ni víveres, ni posibilidad de socorro aquella frustrada evacuación debió sumir en la desesperanza a los defensores. Aun así declara Garreta que aguantaron al límite de la resistencia aquella noche y el día 24. La mañana del 25 el capitán Luque (según su testimonio) salió a parlamentar sin poder llegar a un acuerdo, al regresar el oficial al reducto ordenó abrir fuego causando un alto número de bajas y poco después se produjo el asalto final, muriendo el capitán de un disparo en la cabeza. A Esteban Garreta le hirieron en un píe, sufrió gumiazos y perdió el sentido hasta que se despertó abrazado al cadáver del sargento de Ceriñola Antonio Martínez Picón. Finalmente declaró y es igualmente importante que él fue el único superviviente de la posición, a pesar de que sabía que no fue así. ¿Quién fue entonces el segundo superviviente y porque Garreta no lo consideraba así? Entre los que llegaron procedentes de la pista de Annual estaba la respuesta.

Antonio Taviro Morales era uno de los miembros de las tres compañías de Ceriñola que se hallaban en la pista (48). La mañana del 22, junto al resto de la columna, fortificaba la nueva posición al producirse la retirada de Annual. Desconoce quién ordenó el repliegue, pero el ánimo de todos era salir de allí cuanto antes. Resultó herido en la retirada sin que nadie le auxiliase y consiguió llegar a Yebel Uddia junto a un indeterminado número de soldados y oficiales, entre los que menciona al capitán Luque y al teniente Velasco.

Vista desde la posición sin nombre/Intermedia D al Yebel Uddia

Desde la posición pudo ver que el capitán comunicaba por heliógrafo con Dar Drius (podría ser igualmente con Ben Tieb, que estaba mucho más cerca), aunque desconocía el contenido de los mensajes. Tras una hora de combate, deciden replegarse; un grupo lo hace en dirección a la Intermedia A y otro hacia otro lugar desconocido. Teniendo en cuenta que en Ben Tieb y Dar Drius conocían la retirada del Yebel, es más que posible que fuese o bien por la recepción de heliogramas o porque hasta allí llegaron los que se replegaron por otro camino. Al llegar a la posición A se incorporan a su guarnición, que según el testigo mandaba el capitán José Escribano. No menciona si el capitán Luque consiguió llegar a la Intermedia. Su testimonio es similar al de Garreta en parte, pero difiere significativamente en lo más importante, además no entra al detalle. Da la impresión de que la parte más importante la conocía por referencias. Ello solo se explica si la razón de no saber más era simplemente porque no estaba y hablaba porque un tercero le había relatado los acontecimientos.

Antonio había nacido en Membrilla (Ciudad Real) el 2 de enero de 1898 y pertenecía al reemplazo de 1919; llevaba en el territorio desde enero de 1920. Prestó declaración el 12 de diciembre de 1922, cuando hacía seis meses que se había fugado del campo de prisioneros de Ait Kamara. Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde la fuga, su testimonio se englobaría en la Causa de Intermedia A, que desde agosto del mismo año recababa testimonios. Declaró igualmente en el juicio contradictorio para conceder la Laureada al capitán Escribano y al teniente Antonio de Medina. En las tres declaraciones prestó un testimonio similar: una primera parte en la que narra los acontecimientos que sin duda vivió y una segunda de la que muchos tienen dudas de que realmente viviera.

La segunda parte de su testimonio hace referencia a la defensa de la posición hasta el 25 de julio cuando el capitán (no indica el apellido) salió a parlamentar una vez agotadas las municiones. Al regresar el oficial a la posición, los rifeños intentaron el asalto, ordenando el capitán abrir fuego, causándoles muchas bajas. Posteriormente se produjo el asalto y murieron todos los defensores salvo Garreta y él mismo que fueron apresados. Existe unanimidad entre autores y el fiscal en el sentido de que Taviro no regresó a la posición al intentar la noche del 23 una salida a la desesperada. De ahí que algunos le consideren un desertor (el fiscal no lo menciona explícitamente) en toda regla. Tras la pérdida de la posición y el aniquilamiento de la guarnición (de la compañía del capitán Escribano murieron todos), fue apresado y conducido al cautiverio donde forzosamente coincidió con Esteban Garreta al que cita explícitamente en su declaración. El hecho de que este último, en su declaración, no lo considere un superviviente ¿se debía tal vez a que no quería reconocerlo como tal? Si no fue Garreta ¿quién pudo informar a Taviro?

Carretera de Annual. Obsérvese donde estaba encajada la pista

Las versiones de ambos difieren significativamente en el momento final de la resistencia y eso hace pensar que fue otro quien comunicó a Taviro lo ocurrido el día 25, fecha en la que coinciden ambos. Mayoritariamente se afirma que Taviro en su huida llegó hasta Monte Arruit donde coincidió con otro superviviente de la posición que fue quien le informó de lo ocurrido. Este superviviente desconocido debió además permanecer en Intermedia A hasta el 25 de julio y por ello Taviro afirmó que la resistencia se prolongó hasta ese día. Al relato habría que añadir que el desconocido superviviente murió y Taviro sobrevivió a la matanza del 9 de agosto siendo apresado. Sin embargo, esta versión no cuadraría con su testimonio donde afirma que fue recluido en el campamento de Annual, mientras que los supervivientes de Arruit siguieron otra trayectoria. De lo que no tengo duda ni pruebas es que al margen de Taviro hubo otros que tampoco regresaron a la posición el día 23 al intentar la evacuación. Ello explicaría quién pudo informar al teniente Peña, que declaró que se habían suicidado los oficiales la mañana del 23, algo que Taviro no declaró en ningún momento. En todo caso no disponemos más que de conjeturas porque las pruebas irrefutables brillan por su ausencia.

Ambos soldados serían recluidos en primera instancia en Annual, posteriormente en Yebel Kama, Tabelchach y finalmente en Ait Kamara. Durante el cautiverio, Esteban Garreta sirvió como asistente del general Navarro y fue liberado el 27 de enero de 1923. Aquel día esperó pacientemente el embarque y lo hizo en el último bote, junto al general Navarro y otros oficiales; fue el prisionero 319 de los 325 que embarcaron a bordo del Antonio López (49). El soldado Taviro no aguantó tantos meses de reclusión y en junio de 1922 se fugó junto a Esteban Paredes García, consiguiendo llegar hasta Tistutin donde fueron acogidos por las tropas españolas. A pesar de cuantas acusaciones de deserción pesan sobre su persona, no fue juzgado ni acusado formalmente; incluso antes de licenciarse fue ascendido a cabo.

Nos encontramos ante dos testimonios que afirman que la resistencia se prolongó hasta el 25 y que presentan aspectos que resultan incómodos en una instrucción. Uno, porque aparentemente miente, y el otro porque afirma una verdad diametralmente opuesta a la oficial. El resto de testimonios tampoco aclaró algunos aspectos de la defensa, porque sus informaciones partían de referencias externas que en algunos casos ni siquiera mencionan o eran de difícil probatura. En definitiva, intentar comprender cómo se desarrollaron los acontecimientos no es tarea fácil y ello explica el informe del fiscal en el juicio contradictorio a favor del capitán Escribano.

Un juicio desfavorable

A finales de septiembre de 1921, la viuda del capitán José Escribano presentó la instancia para solicitar la laureada para su marido, muerto en combate en los hechos ocurridos antes del 26 de julio. La solicitud se cursó fuera del plazo legal, pero a instancias del Comandante General de Melilla, José Calvalcanti, se concedió dispensa y el procedimiento siguió adelante con el nombramiento de un juez instructor que durante casi tres años llevo a cabo la investigación cuyas conclusiones recibió el fiscal togado del Consejo Supremo de Guerra y Marina en abril de 1924. 

El 6 de junio de 1924, el Consejo Supremo de Guerra y Marina envió a la Casa Real el dictamen, donde se incluían los testimonios, el informe del fiscal y la ponencia que se derivó del citado informe (50). Declararon algunos de los oficiales que he mencionado (Reig, Peña) y otros que no tuvieron intervención en los hechos (Vázquez Bernabéu, Alonso Estringana, Salarrullana), 2 soldados de infantería (ya citados), y 10 soldados licenciados (entre los que se hallaba Antonio Taviro).

“De todos los testigos, solamente el último presenció los hechos, como único superviviente de la posición A de Tauarda. Los demás, o no se hallaban presentes y nada dicen, y solo saben, como ocurre a los oficiales, la brillante actuación del jefe de la posición por referencias de procedencias distintas que hacen variar importantes detalles de ejecución”

No cabe duda de que el fiscal no tuvo en cuenta el testimonio de Garreta, tal vez porque lo desconocía (no declaró en la causa de Intermedia A) o porque deliberadamente lo omitió. Este aspecto no queda resuelto en el expediente. En esta ocasión, el cabo Taviro declaró prácticamente lo mismo, con la diferencia de que mencionaba explícitamente al capitán Escribano y relataba que el 25 se intentó parlamentar y posteriormente se produjo el asalto a la posición.

Capitán José Escribano Aguado 1883-1921
 

“Esta versión de los hechos dada por el único superviviente no parece ser exacta y revela, en cambio, que este no se halló hasta el final en la posición, no solo porque nada dice de cómo debió salvarse, sino porque afirma que la rendición se efectuó el 25, lo cual entra en contradicción con el testimonio del teniente Reig, que oyó desde Buhafora intenso fuego hacia Tauarda el día 27, cuyas causas le fueron explicadas por el caid de la cábila”

El fiscal se mostró partidario de la versión que afirmaba que la defensa se prolongó hasta el 27 de julio y no tuvo en cuenta el testimonio del superviviente. Me cuesta entender que Taviro se mantuviese firme en su versión incluso cuando habían pasado varios años y en distintos procedimientos. A pesar de ello, el fiscal sí dio credibilidad al testimonio de Taviro en el sentido de que recibieron el 23 de julio orden de sostenerse en la posición para cubrir la retirada de la columna del general Navarro, circunstancia que nunca se pudo probar ya que la orden de repliegue de las posiciones no se cursó para proteger a la columna sino para intentar salvar a los destacamentos aislados. Por un lado, el testimonio de Taviro es mentira, pero en algunos aspectos se le tiene en cuenta.

Finalmente, el fiscal nos aclara cómo se enteró el teniente Peña de que los oficiales se habían suicidado. Tuvo conocimiento de ello en Monte Arruit, donde un soldado superviviente de A y que posteriormente murió le relató los hechos. Esto probaría que Taviro no fue el único que no regresó a la posición.

“Cierto que la prueba practicada no puede ser más deficiente, un solo testigo presencial y varios otros que refieren lo ocurrido de tres modos distintos”

Habría además que saber, añade el fiscal, aspectos trascendentales: Confirmar si el capitán recibió la orden de resistir y si era consciente de la finalidad de su resistencia, conocer la motivación que le llevó a desistir de retirarse (impulso que ha de ser distinto al propósito único de salvarse) y saber con exactitud el número de bajas en relación a la guarnición. Todos ellos requisitos indispensables para que el acto sea considerado heroico y que en este caso se antojaban imposibles. Todo ello sin perjuicio de que la muerte del capitán se hubiese producido en una fecha o en otra, si se cumplía el reglamento sería de aplicación en este caso. Además, añadía el fiscal ante la falta de pruebas, había quedado acreditado que no se rindieron sabiendo que nadie les auxiliaría, lo que ensalza su sacrificio.

Por todo ello y a pesar de que no se cumplían todos los requisitos, consideraba al capitán incluido en el artículo 54, caso 11 (51):

“Sostener con su fuerza en virtud de orden recibida de proteger una retirada, sin abandonar la posición en que se encuentra, aunque sea atacada y cercada por el enemigo, perdiendo a un tercio de su gente”

Ponencia del general Eladio Mille

El informe fue llevado al Consejo Supremo de Guerra y Marina donde los consejeros militares debían tras revisarlo a conciencia enviarlo a la Casa Real para someterlo a la firma regia, último paso antes de concederla. Los consejeros, ante las dudas que exponía el fiscal, nombraron a un ponente para buscar una fórmula de acuerdo, lo que suponía discrepar en parte del informe del fiscal. El consejero elegido fue el auditor de la Armada Eladio Mille Suárez (Ferrol, 1857), que además de otros cargos había sido presidente de la Cruz Roja entre 1916 y 1923. Durante el Desastre de Annual perdió a su sobrino Ramón, teniente del África 68 muerto el 25 de julio en la retirada (combatiendo) a zona francesa de la columna del Zoco Telatza.La ponencia de Mille (52) incidía nuevamente en la falta de pruebas sólidas, así como en la debilidad de los testimonios. Un solo testigo presente en la posición cuyo testimonio no tiene visos de credibilidad y otros que conocen por referencias, pero aportan versiones contradictorias. Por todo ello, el consejero consideraba que no se cumplían todos los preceptos del artículo 36, donde se exige que se debe probar sin duda el acto heroico. A pesar de ello, en la ponencia se manifestaba explícitamente que el capitán Escribano se condujo heroicamente en la defensa de la posición.

"Considerando que no es posible hallar en dichas declaraciones elementos de juicio bastantes para determinar con exactitud la forma y circunstancias en que ocurrieron los hechos... La asamblea, separándose del informe de los señores fiscales, acuerda informar al Ministerio de la Guerra que no ha lugar a decretar el ingreso del capitán Escribano en la orden de San Fernando".

El Ministerio de la Guerra, tras recibir tanto el informe del fiscal togado como de los consejeros, opinó en el mismo sentido que estos y finalmente la instrucción fue resuelta desfavorablemente el 28 de agosto de 1924.

Estrictamente hablando, hay que reconocer que de la lectura a fondo del informe del fiscal (motivado por el trabajo del juez instructor) ya se deducían serias dudas y carencias. La mayoría, bajo mi punto de vista, son atribuibles a errores en la instrucción en primera instancia, lo que perjudicó considerablemente el trabajo del Consejo Supremo de Guerra y Marina. A pesar de ello, y con toda justicia, el fiscal togado intentó que predominase el criterio de los testigos por referencias, motivado sin duda por su convencimiento de que la conducta de Escribano fue heroica. Por ello, intentó que se reconociese que defendió la posición en virtud de orden recibida para cubrir la retirada de la columna del general Navarro, circunstancia que el propio fiscal reconocía que era algo no probado, una diligencia que no se había practicado. El fiscal tampoco disponía del testimonio del capitán Sáinz, que fue el único que declaró que se autorizó la evacuación y que desde la Intermedia respondieron que ante la imposibilidad de hacerlo, sabrían cumplir con su obligación, circunstancia que no aparece en el informe del fiscal. Se aportaron muchos testimonios que únicamente conocían los hechos por referencias y se dio por buena la fecha del límite de la defensa (27 o 28 de julio), basándose únicamente en el testimonio del oficial que escuchó los combates desde Buhafora.

Tenientes Juan Ñudi Ruiz-Somavia y Antonio Márquez Tellaeche

No se intentó saber si desde Annual se comunicaron órdenes a las posiciones que cubrían la pista, a pesar de que había sobrevivido el jefe de estado mayor de Annual, capitán Sabaté. Este aspecto sigue siendo una incógnita, ya que no constan órdenes ni en el sentido de proteger a la columna ni en de evacuar las posiciones. Cada oficial al mando de posición debió decidir qué hacer y ninguno de los 7 oficiales que mandaban posiciones en la pista sobrevivió, ninguno. Lo que sí podemos afirmar es que la columna que el 22 por la mañana instalaba una nueva posición junto a la pista, partió de Ben Tieb sin saber que en Annual decidían si retirarse o no. Tan solo se cursaron órdenes a las posiciones del entorno de Annual: Buymeyan, Talillit, Sidi Dris y Afrau. La diferencia entre evacuar a la pista o no fue incuestionable: Izumar e Intermedia C se replegaron hasta Dar Drius, donde llegaron con pocas bajas. Las que no pudieron hacerlo: B, Morabo de Sidi Mohamed, Yebel Uddia y A, fueron aniquiladas.

Ben Tieb fue el lugar elegido por el general Fernández Silvestre para intentar frenar la retirada; por allí pasaron batallones de todos los cuerpos y armas, pero ninguna de las unidades paró más allá del tiempo necesario para beber y reponer fuerzas. El oficial al mando en Ben Tieb decidió evacuar tras solicitar una autorización que no le concedieron, pero no comunicó nada a las posiciones dependientes. En Mehayast, el teniente Núñez Cabaleiro (53) comunicó con la posición a las 13.30, le respondieron que ellos se marchaban y a las 15.30 ya no contestaban al teléfono. La retirada de Ben Tieb selló el destino de Intermedia A y sigue siendo el punto que más estupor me causa. ¿Pudieron retirarse sin comunicarlo a la posición?

Plano posición Ben Tieb (Gral Picasso)

De lo ocurrido, el juez instructor no dispuso de las declaraciones del general Navarro ni del capitán Sáinz. De la declaración de este último en la Causa Contra el Mando se pueden conocer muchos aspectos de aquellas horas de zozobra. La moral de la tropa era tan débil que debieron poner centinelas junto a la estación telefónica para que la tropa no escuchara las conversaciones. Por la noche, su testimonio nos confirma que se cursaron las órdenes de repliegue a las posiciones, salvo a una por dificultades atmosféricas (en su libro Sigifredo menciona que cernía sobre A una capa de niebla). Por tanto, podemos afirmar que se les cursó la orden, ya que no menciona ningún olvido del telegrafista.

La intención del general Navarro hasta ese momento era la de retirarse a Batel a las 6.00 horas del 23, una vez finalizado el repliegue de las posiciones. El destino cambió poco después, tras una conversación con el Alto Comisario donde le indicaba la conveniencia de resistir en la línea Dar Quebdani-Dar Drius-Zoco Telatza. Ello motivó que Navarro cambiara su decisión y se dio contraorden a las posiciones; el repliegue se efectuaría a Dar Drius en lugar de a Cheif. No queda constancia si Intermedia A recibió esta contraorden, aunque con toda probabilidad a esas alturas ya era imposible una evacuación. Por la mañana volverá Navarro a cambiar de parecer al considerar con buen criterio que su línea de evacuación a Batel estaba comprometida y las líneas telefónicas cortadas. Nada menciona en su primera declaración el capitán Sáinz sobre el mensaje que desde A enviaron en el sentido de no poder replegarse y que sabrían morir con honra, de hecho, solo lo cita en su libro, no por ello le resta credibilidad. Después de la retirada de Dar Drius y el repliegue o aniquilamiento de las posiciones dependientes, sólo resisten tres posiciones: Intermedia A, Sidi Dris y Afrau. Los dos reductos enclavados en la costa quedan igualmente aislados, pero cuentan con la ayuda de la Armada que ya pretendía evacuarlos ese mismo día (54). Sin embargo, en Intermedia A, nadie vendría en su ayuda, ni tan siquiera contarían con testigos fiables que corroboraran su sacrificio.

Sobre Intermedia A, efectivamente se cernió una niebla, pero no atmosférica sino de infortunio. ¿Deberían haber recibido orden de repliegue las posiciones de la pista? Estoy convencido de que sí. No antes del paso de la columna de Annual, pero sí a continuación. Una vez que se abandonaba el campamento principal, los destacamentos del camino ya no tenían la finalidad de servir de protección. ¿Existió premeditación por parte del mando en el sentido de que se sacrificasen para salvar la columna? No podemos afirmarlo con rotundidad, ya que no existen pruebas de ello. Todas las posibilidades se conjuraron contra los que, paradójicamente, eran los únicos que se defendían. No soy capaz de aventurar si la resistencia se prolongó hasta el 25 o el 27, en todo caso, aguantar en esas condiciones era mucho más que meritorio, les convirtió en los únicos que lo hicieron y merecen ser recordados como héroes, aunque no tengan testigos.

Las múltiples dudas aportaron un resultado desfavorable al juicio del capitán Escribano, pero no han borrado de la historia el recuerdo al sacrificio de los defensores de Intermedia A. Estoy convencido de que aquel 22 de julio, al ver pasar en retirada la columna de Annual, el capitán decidió, al no tener órdenes, resistir y cumplir con su deber. En este momento es donde, bajo mi punto de vista, se debía haber centrado la investigación en lugar de generar dudas con testimonios indirectos o poco fiables. En aquel preciso instante, el capitán se hizo acreedor de recompensa y sus hombres la ganaron en los días posteriores, pagando con la vida su entrega. De los 86 hombres que formaban la guarnición, ninguno escapó con vida, mucho más del tercio que exigía el reglamento. Después, se hubiera podido averiguar hasta cuándo se prolongó la resistencia y quién intervino en la misma, todos héroes anónimos, porque en Annual los hubo y merecen ser recordados, aunque no existieran testigos.

Que fue de los supervivientes

Los dos soldados que participaron en la defensa tuvieron trayectorias muy distintas. Esteban Garreta fue licenciado al ser liberado y regresó a Granollers. Durante el cautiverio, sirvió como asistente del general Navarro, lo que le valió el aprecio del general. En 1930, cuando el general visitó Cataluña, se desplazó a Granollers para saludar a su antiguo asistente. Garreta nos aporta un dato en su testimonio que no he podido corroborar, pero que los acontecimientos demostraron que pudo ser posible. Poco antes de que la posición sucumbiera, un compañero de la guarnición, cuyo nombre no menciona, le entregó un pequeño crucifijo para que lo hiciera llegar a su madre, residente en Riudecols (Tarragona). Esteban tardó mucho en cumplir su promesa, pero lo hizo, y esa deuda de gratitud le salvaría años después. Al estallar la guerra civil, abandonó Granollers con su familia por miedo a las represalias y se refugió en Riudecols. Lealtad con lealtad se paga. Tras la guerra, abrió una gestoría que funcionó durante muchos años y atesoró una colección de arte que se puede visitar en Mollet del Vallés. Falleció a los 62 años y la familia conserva una orla de homenaje, recuerdo de las duras jornadas que sufrió durante el Desastre y los 18 meses de cautiverio.

Antonio Taviro se licenció en 1923 y consiguió plaza de guardia municipal en Santa Cruz de Mudela, donde permanecería hasta el estallido de la guerra civil. Al finalizar la contienda, fue detenido y acusado de estar afiliado a la UGT, de servir en la aviación republicana y de haber participado en la detención de varias personas que posteriormente fueron fusiladas, aunque él personalmente no fuera el autor de los asesinatos. Se le condenó a muerte el 27 de septiembre de 1939 y fue encarcelado en el Penal del Dueso (Santoña), donde falleció a consecuencia de tuberculosis y las duras condiciones el 10 de marzo de 1940, a la edad de 44 años (55). Curiosamente, su sentencia fue revisada cuando ya había fallecido, y en marzo de 1943, tres años después de su muerte, se le rebajó la condena a 20 años y un día de reclusión mayor. Sus restos descansan en una fosa común del cementerio de Santoña.

Del resto de los defensores, solo sabemos que, defendiendo Intermedia A, no sobrevivió ninguno. En el "Intrahistoria del Desastre de Annual", figura el nombre de un soldado (56) filiado en la compañía del capitán Escribano, quien consta como cautivo. He podido comprobar que efectivamente entre las relaciones de cautivos figura Pedro de la Torre Matezani, quien falleció en cautividad el 10 de marzo de 1922. Igualmente, sigue siendo un misterio quién, aparte de Taviro, no regresó el día 23. En la misma publicación se cita a los soldados (57) Ricardo Rosas Moreno y Mariano Francés Richi, ambos defensores de A y muertos en Monte Arruit. No sería descabellado pensar que el teniente Peña supiera lo ocurrido en la posición A, gracias a su asistente Antonio Rubio Sánchez (58), quien igualmente pertenecía a la compañía del capitán Escribano y también murió en Monte Arruit

Muertos en combate

No cabe duda de que los hombres del capitán Escribano cumplieron hasta el final. De los 58 soldados que formaban la compañía de San Fernando, ninguno sobrevivió, lo que representa una mortalidad del 100%. En cuanto a la tercera sección de la compañía que defendía Azrú, estaba compuesta por el teniente Fernando Casalini y 25 soldados. Tan solo el soldado Ramón Reverter Millán logró sobrevivir gravemente herido en un brazo que días después le fue amputado. Una mortalidad prácticamente del 100%. Del resto de unidades, perecieron los 4 soldados de ingenieros, los 8 de la compañía de ametralladoras y los 11 de la batería de artillería, lo que también representa una mortalidad del 100%.

La misma suerte corrieron los defensores de Yebel Uddia. De la compañía de Ceriñola murieron 64 de los 65 integrantes, así como los 4 soldados de ingenieros y los 15 de artillería. Será imposible determinar cuántos murieron defendiendo la posición A o durante el repliegue del día 22.

Más difícil resulta saber cuántos de los hombres que establecieron la nueva posición el 22 de julio pudieron refugiarse en la posición A. Sin embargo, si sabemos que, de los 262 sargentos, cabos y soldados, solo sobrevivieron 17 soldados, y de los 10 oficiales, únicamente 2 escaparon con vida (59). Un triste destino, el de estas compañías en tránsito. Entre los supervivientes, destaca el caso del soldado Francisco López Pezuela (60), que formaba parte de una de las tres compañías de Ceriñola. Fue capturado al evacuar Yebel Uddia y conducido hasta el campamento de Annual. Días después, en su camino hacia Dar Drius, reconoció el cadáver de su capitán, Benito Luque Pinillos, aunque no menciona explícitamente el lugar donde lo reconoció.

Enterramiento del Teniente Antonio de Medina Castro. 13/03/1924

De los que murieron defendiendo Intermedia A, solo se pudieron reconocer los restos del teniente Antonio de Medina Castro, hijo de César de Medina, con quien he comenzado el relato. La pérdida de su hijo fue un golpe duro para el poeta, quien se trasladó a Melilla el 30 de julio, realizó el viaje a bordo del vapor Toro, el mismo que meses antes había llevado a su querido hijo a Melilla. Realizó cuantas gestiones pudo y se entrevistó con el caid Abd el Kader, quien al saber dónde estuvo destinado no le ocultó a César las pocas probabilidades que había de encontrarlo con vida. "Se batieron como leones, aguantaron mucho fuego".

Las gestiones de César fueron baldías y regresó a la península sin saber nada de Antonio. En abril de 1923 se le rindió homenaje en Serrada, su localidad natal, donde se descubrió una placa y se le dedicó la calle donde la familia residía (61). En la noticia (compartida en otros periódicos) se mencionaba que su muerte se produjo el 24 de julio de 1921, una circunstancia a tener en cuenta. Meses después, cuando posiblemente nadie lo esperaba, llegó hasta Valladolid la noticia de que se habían localizado los restos del teniente De Medina. El que lo hizo posible fue el capitán de artillería Juan Díaz-Lizana Quincoces (1900-1936), quien fue compañero de Antonio en la academia de artillería. Supo el oficial, gracias a confidencias, que los restos de un compañero estaban enterrados en una posición en Tauarda. Las gestiones dieron feliz resultado y sus restos fueron inhumados y enterrados posteriormente en el panteón de héroes del cementerio de Melilla el 10 de marzo de 1924 (62). La identificación del oficial y la publicación en diversos medios de que la muerte se produjo el 24 de julio confirma lo que siempre he pensado. Antonio fue enterrado por sus compañeros y posiblemente se le identificará para facilitar su reconocimiento. Sabemos gracias al testimonio de Garreta, que se enterró a los compañeros muertos. Habitualmente se introducía el nombre del finado en una botella, así ocurrió en Igueriben o Buymeyan, gracias a lo cual se pudo identificar algunos fallecidos.

Panteón de Héroes, Melilla

Injusto sería no recordar a los oficiales que formaban parte de la guarnición de Yebel Uddia y de las compañías de la pista. En las alturas de Uddia mandaba la guarnición el teniente Vicente Blanco Torrubia (Langa de Duero, Soria, 04/01/1881). Perteneciente a la escala de Reserva, ingresó en el ejército en 1902. Participó en el combate del Barranco del Lobo siendo sargento y resultó herido en combate; una bala le atravesó el pecho, saliendo por la espalda. Por ello obtuvo el ascenso a 2º teniente por méritos de guerra. En 1911 obtuvo el ascenso a 1er teniente y varias cruces al mérito militar. Sin duda, un veterano oficial con mucha experiencia en combate, al que el soldado Garreta recordaba como un valiente. Dejó viuda e hijos, que como otros muchos pínfanos ingresaron en el colegio de huérfanos.

Junto al teniente Blanco figuraban dos jóvenes oficiales. José Herrero Tornadijo (Pereña de la Ribera, Salamanca 22/12/1887), perteneciente a la promoción de infantería de 1916. Era alférez desde 1919 y hubiese ascendido a teniente poco después de su fallecimiento. Los dos Schneider de 70 mm que artillaba la posición, los mandaba el teniente Juan Ñudi Ruiz de Somavía (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 29/12/1895). Pertenecía el oficial a la promoción de 1915, donde se graduó siendo el cuarto de su promoción. En su localidad natal, una placa recuerda su sacrificio y aunque en la misma figura que murió en Yebel Uddia, es muy probable que pudiese llegar hasta la posición A.

 

Lápida de los cementerios provisionales. Se incluyen Uddia y B, pero no A

De los que pudieron llegar procedentes de la pista, destacar en primer término el capitán Benito Luque Pinillos. Veterano oficial nacido en 1880 en Talavera de la Reina, donde en la actualidad una calle sigue llevando su nombre. Participó en las campañas de 1909 y 1911, y tenía antigüedad en el empleo desde 1909. Era de hecho, uno de los capitanes más antiguos de toda la Comandancia General, ya había sido ascendido a comandante, faltando tan solo la publicación de su nombramiento. El 18 de julio se organizó en Melilla la columna de Ceriñola, una de las tres compañías se hallaba en Melilla y las dos restantes en Zeluán y Monte Arruit. En este último punto quedó conformada la columna al mando del capitán Luque. Este hecho motivó que posteriormente fueran juzgados y condenados el teniente coronel Ros y el comandante González Larrea (ambos de Ceriñola 42), el primero por ser el jefe accidental del regimiento y el segundo por no asumir el mando de la columna (63). El reglamento contemplaba que una columna o posición que tuviera dos o más compañías debía estar al mando de un comandante. La columna recorrió a pie el territorio y llegó a Ben Tieb al mediodía del 21 de julio, pocas horas antes de la pérdida de Igueriben. A la mañana siguiente se determinó que dos compañías quedarían de guarnición en la nueva posición, una de ellas era la del capitán Luque, por lo tanto, hubiera sido el jefe del destacamento. Tras su fallecimiento se le abrió expediente para concederle la Cruz Laureada, un juicio que resultaría, al igual que para el capitán Escribano, desfavorable. Filiado en la compañía del capitán e igualmente citado por los testigos, figuraba el teniente Fernando Velasco García, nacido en San Sebastián el 17 de abril de 1892, perteneciente a la promoción de 1912.

Los restos de los defensores quedaron a la intemperie. Únicamente contamos con los datos aportados por el sargento Francisco Basallo en su libro (64), donde se consigna que los prisioneros españoles enterraron a 626 hombres pertenecientes a las guarniciones de varias posiciones, entre ellas la Intermedia. Igualmente, disponemos del documento donde se consignan los cadáveres encontrados a partir de febrero de 1922 (65). En el mismo se registra que el 4 de febrero se localizaron los restos de 697 hombres pertenecientes a las guarniciones de Sidi Dris, Buymeyan, Igueriben, Annual e Intermedia. Fueron enterrados en Dar Drius, posteriormente trasladados al cementerio de Monte Arruit y finalmente al osario del panteón de héroes donde reposan en la actualidad.

 

Panteón de héroes y osarios colectivos en la parte inferior

Conclusiones

De cuanta información he conseguido recopilar sobre lo ocurrido en Intermedia A, tan solo existe un hecho del que no tengo la más mínima duda: Se portaron como valientes, sabiendo además que estaban completamente solos. Sin agua ni víveres, con escasas municiones para resistir, todo hacía presagiar un mortal desenlace. Su gesta es comparable a la que protagonizaron los defensores de Igueriben o Sidi Dris, ambas guarniciones al mando de oficiales laureados.

Debo reconocer que ha sido tremendamente difícil poder hilar con objetividad y credibilidad los hechos ocurridos. La falta de testigos, por falta de supervivientes, conllevó que se desconociera realmente lo ocurrido. No he podido contar tampoco con datos fiables de la Comandancia de Artillería (estado de municiones de las posiciones) donde no figura Intermedia A y que hubiese podido aclarar si disponían o no de munición para resistir tantos días. Tampoco han servido de ayuda la mayoría de las publicaciones donde se han obviado detalles que discrepan de la versión oficial o aportan datos sin contrastar. Por todo ello, soy consciente de que resolver los múltiples enigmas y salir indemne de ello resultará difícil. Mi única intención ha sido rebuscar entre tantas contradicciones la verdad e intentar aportar cuantas pruebas existen de ello. El sacrificio de los defensores lo merece.

Cronológicamente la cadena de acontecimientos que llevan al aniquilamiento de la posición se inició el 22 de julio al producirse la retirada de Annual. No se cursaron órdenes de repliegue o resistencia a las posiciones de la pista. Esta carencia afectó a todas las posiciones, especialmente a las que no se replegaron, A, B, Yebel Uddia y Morabo de Sidi Mohamed cuyas guarniciones sucumbieron. Esta responsabilidad es atribuible en primera instancia al cuartel general de Annual.

No se cursaron, no consta si desde Ben Tieb comunicarán a la Intermedia el abandono de la posición que en aquel momento quedo completamente aislada. Importantísimo resultará poder conseguir la Causa que se instruyó por el abandono de las posiciones del entorno de Ben Tieb (66)

Aunque desde Dar Drius se les comunicó la orden de repliegue, la posibilidad de hacerlo era prácticamente imposible y así lo comunicó el capitán Escribano el día 22.

Se descartó, desconozco si de manera voluntaria, el testimonio del soldado Garreta que, aunque pudiese incurrir en errores aportaba datos desconocidos.

Para fundamentar el relato se tuvo en cuenta el testimonio de demasiados testigos que no presenciaron los hechos y solo tuvieron conocimiento de ello por referencias externas. No porque los testimonios no pudieran ser válidos, sino porque en caso de no poder ser confirmados plenamente generarían mayor confusión.

Se descartó igualmente condecorar al capitán Escribano por su actuación el 22 de julio, cuando pudiendo haberse retirado no lo hizo, aquel día pasó a la historia. Prolongar el periodo de defensa uno o dos días más puede engrandecer el mito, pero cuando el hecho no está plenamente probado, como ocurrió, se generan dudas y ponencias. Si la opción del juez hubiese sido premiar, como era de justicia, la conducta del capitán Escribano hubiese podido aplicar el artículo 52, caso 12:

“Cuando cualquier general, jefe u oficial, por su propia voluntad e iniciativa y por falta de comunicaciones en el momento con el mando superior, realice actos gloriosos interviniendo en los combates logrando resultados positivos y de indudables ventajas para las operaciones de guerra que se estén ejecutando, coadyuvando a su éxito”

¿Decidió el capitán por su propia iniciativa defender la posición el día 22? Sin duda, sí

¿Recibió órdenes del alto mando en ese sentido? Sin duda, no

¿Incurrió en actos gloriosos o heroicos? La defensa de la posición lo constituye

¿Logró resultados positivos para las operaciones? La defensa de la posición distrajo a una parte del enemigo y ayudó al repliegue de la columna de Annual

Bajo mi humilde punto de vista el capitán Escribano debió recibir la condecoración amparándose en el artículo 52, caso 12.

Igualmente, y según declaró el general Navarro (67) en el juicio que se instruyó para conceder la laureada al teniente Antonio de Medina Castro se hubiese podido aplicar el artículo 49, caso 2:

“Defender y conservar el puesto que se le confió después de haber perdido entre muertos y heridos a la mitad de su gente”

¿Defendió el puesto que se le confió? Sin duda, sí. Era el jefe de la posición y su deber era defender la posición.

¿Perdió a la mitad de su gente? Sin duda, sí. Murieron todos los defensores de su compañía, todos.

Tampoco se intentó estudiar la posibilidad de condecorar a la guarnición de forma colectiva. En Annual únicamente se concedió una colectiva al regimiento Alcántara 14 y fue muchos años después. Esta posibilidad la contempla el reglamento en el artículo 76, condecoración colectiva:

“Cuando un cuerpo o buque pierda en acción de guerra un tercio de su fuerza entre muertos y heridos, acreditando extraordinario valor y disciplina, podrá, previa la formación del correspondiente juicio contradictorio, ingresar en la Real y Militar Orden de San Fernando, obteniendo tan alta distinción como recompensa colectiva”

No hubiese sido descabellado en absoluto premiar colectivamente a los defensores, sin duda lo merecieron igual que sus compañeros de Igueriben o Sidi Dris donde tras días de sufrimiento fueron aniquilados. Establecer hasta que día se alargó la resistencia no resulta sencillo, mucho más fácil y trágico es imaginar lo que debieron padecer en aquella loma sobre Tauarda sin agua, comida ni esperanza. Resistir hora tras hora en esas condiciones lo convirtió en épico.

Las mujeres de Intermedia A

Decenas de mujeres lloraron a los defensores de la posición A: novias, madres, esposas, hermanas o hijas. Sin duda, la más popular fue Rosa Margarita Barceló Aguiar, también conocida como la novia de Intermedia A. Nunca sabremos cuántas historias de amor idénticas a la de Rosa Margarita se truncaron en las lomas de Tauarda; estoy convencido de que fueron muchas. Aparte de las jóvenes prometidas, quiero recordar a otras mujeres anónimas que sufrieron la pérdida de sus hijos, esposos, hermanos o padres. Dada la imposibilidad de conocerlas a todas, he seleccionado algunos casos con la intención de que representen a todas.

Cuántas veces hemos leído que en los momentos más duros, los soldados se acordaban de sus madres. En el caso del soldado Pedro García Escoriza, estoy seguro de que así fue. Su madre, María Escoriza, residía en Melilla donde además del drama de no saber nada de su hijo se añadía la incertidumbre que se vivió en la ciudad.  Lejos del escenario de la tragedia, la falta de noticias fidedignas convirtió a miles de madres en sufridoras. Durante años, continuaron esperando a sus hijos; algunas ni siquiera cerraban la puerta con la esperanza de que sus hijos o esposos regresaran. El drama social que generó Annual, con miles de desaparecidos, dejó una marca imborrable en aquella generación. Muchas de esas madres, residentes en pequeños pueblos de nuestra enlutada geografía, no cesaron en su búsqueda. Miles de ellas, escribieron a las oficinas de información, ya fueran oficiales o las organizadas por los periódicos. Gracias al reciente trabajo de Carmen Marchante Moralejo (68), podemos conocer el contenido de muchas de aquellas tristes cartas. En Cervera del Río Alhama vivía una de aquellas madres angustiadas, Celedonia Jiménez, madre del soldado Nicolás Sesma, quien murió defendiendo la Intermedia. Ella representa a las miles de madres que lucharon contra la burocracia y la falta de información para averiguar algo sobre sus hijos, muchas veces siendo viudas y careciendo de recursos. En numerosos hogares, una fotografía de un joven soldado presidió el salón durante años.

Blanca, Loreto y Florentina estaban casadas con militares profesionales y eran conscientes del riesgo que suponía tener a sus esposos en operaciones. Las tres también eran madres. Blanca Pérez Díaz ya había sufrido años atrás la tragedia de la guerra, cuando una bala atravesó a su esposo, el teniente Vicente Blanco. Loreto de Ygarza, viuda de Escribano, y Florentina Quirós, viuda de Luque, representan a las mujeres que, además de vivir la pérdida de sus esposos, tuvieron que luchar para sacar adelante a sus hijos. Los tres oficiales dejaron huérfanos; muchos de esos niños ingresaron en colegios para huérfanos, convirtiéndose en "pínfanos". Aunque no era común, también hubo casos de soldados casados antes de iniciar su servicio militar, después no podían hacerlo debido a la ley de reclutamiento. Por ello, muchas viudas apenas tenían veinte años. Dolores Jiménez era una de ellas; su esposo, Rafael Campoy, perdió la vida en aquel pedregal sobre Tauarda. Ella representa a las muchas mujeres que vivieron aquella dura situación a una edad tan temprana.

Además de sus madres, a Darío y Antonio también los lloraron sus hermanas. Ambos pertenecían a familias numerosas. Ulpiana Castro tuvo 12 hijos con César de Medina, pero solo uno eligió la carrera de armas y perdió la vida al frente de sus cañones. Junto a él falleció Darío, joven oficial de tan solo 21 años, hijo de Luisa Reigada García, quien también tuvo cuatro hijas. Carmen, Mercedes, Concepción y María Luisa Fernández Reigada, Fuensanta, Elvira y Margarita de Medina Castro son algunas de las muchas que perdieron a sus hermanos, en algunos casos siendo muy pequeñas.

Loreto y Pilar, hijas del capitán escribano y del teniente Blanco representan a las más víctimas más inocentes, a los huérfanos de Annual, que fueron cientos, un ejército de pínfanos.

Inicié el relato con César de Medina y las últimas palabras serán para recordar a la madre del teniente Márquez Tellaeche que impaciente escribió desde Orduña a la oficina de información el 5 de septiembre de 1921 (69). Paula había perdido a su marido muerto a a consecuencia de enfermedad adquirida en la guerra de Cuba y ahora su hijo figuraba como desaparecido. El teniente Márquez había escrito su última carta antes de incorporarse a la guarnición de posición A, por entonces su sección estaba en Yebel Uddia. Por desgracia su querido hijo fue uno de los miles de hombres que formaron el ejército de desaparecidos. 

Carta de Paula Tellaeche Asuaga. Orduña 05/09/1921

 

Agradecimientos

A mis queridos compañeros Jóse Ortín, Santiago Domínguez Llosá y Ana Ruiz con los que he pasado muchas horas buscando a la Intermedia y a sus protagonistas. Con ellos y el resto de componentes del grupo del Cuadrilátero tuve la oportunidad de recorrer el territorio, algo que nunca olvidaré. Varias de las imágenes que acompañan este texto las obtuvo Jóse Ortín que pacientemente se desplazaba a las coordenadas que yo le proporcionaba, nunca en ubicaciones sencillas.

A Carlos Domínguez Deprá que mantiene muy alto el recuerdo del Alcántara 14 y derrocha generosidad

Al personal de los archivos militares de Madrid, Segovia y Guadalajara que llevan a cabo una labor impagable y poco reconocida.

A Isabel Migallón Aguilar, cuyo trabajo en Melilla recordando a los fallecidos en las campañas es de gran valor

Notas

1-Tribunal Supremo Reservado (en adelante TSR). Causa Contra el Mando (en adelante CCM. Expediente 51.16, folios 4320-4321. Exposición de César de Medina sobre la posición A. Accesible en https://pares.cultura.gob.es/inicio.html

2-TSR. CCM. Expediente 51.29. Folio 305. Causa de Intermedia A.

3-Poesia de José Fernández “P. Pillo”. El Telegrama del Rif 11/06/1921. En la misma el autor se refiere al comandante Hernández Olaguibel que conocía aquel tramo de pista como El Tobogán

4-Plano Comisión de Límites. Zona Oriental de Marruecos. Plano de las Circunscripciones de Vanguardia. Comisión Internacional de Límites, sección española. 1925. https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

5-Sigifredo Sáinz Gutiérrez. “Con el general Navarro, de operaciones, en el cautiverio”. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid 1924. Página 5

6-Sigifredo Sáinz. Ibidem, p.7

7-TSR. Expediente Picasso (en adelante EP). Expediente 50.3 folios 552-558. Extracto de confidencias en el mes de julio de 1921.

8-Sigifredo Sainz. Ibidem, p18. Plano de las posiciones en el frente. Se indica además los lugares donde se produjeron los ataques rifeños

9-Diario del comandante Agustín Carvajal (ayudante del general Navarro). Documento cedido por Luis Miguel Francisco

10-Memorial de ingenieros, marzo de 1922. Antonio Sarmiento “Episodios del revés de 1921”. https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

11-TSR. CCM. Expediente 51.15, folio 1517. Diario de operaciones de la Comandancia General de Melilla. Accesible en  https://pares.cultura.gob.es/inicio.html

12-TSR. EP. Expediente 50.2, folio 348. Estado de fuerza y situación de las tropas de la Comandancia General de Melilla el 22/07/1921

13-Sáinz. Ibidem, p.17

14-TSR. EP. Expediente 50.2 folio 420. Estado de Municiones de la Comandancia General de Melilla en julio de 1921. Accesible en  https://pares.cultura.gob.es/inicio.html

15. TSR. CCM. Expediente 51.38 folio 145. Declaración del soldado de San Fernando 11 Francisco Gómez Iniester. Accesible en  https://pares.cultura.gob.es/inicio.html

16-TSR- TSR. EP. Expediente 50.3 folios 585-635. Diario de operaciones de la Comandancia General de Melilla de junio y julio de 1921. Accesible en https://pares.cultura.gob.es/inicio.html

17-Diario del Alférez de caballería Juan Maroto Pérez del Pulgar. Información aportada por Carlos Domínguez Deprá que es autor de la obra “La gesta del Alcántara y los valores militares”. La obra se puede descargar gratuitamente en https://editorial.ugr.es/media/ugr/files/sample-137322.pdf

18- Mapa Militar de Marruecos. Carta Provisional. Cuerpo de estado mayor del ejército. Años 1921, 1923 y 1925. https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

19-Plano de la Comisión de Límites (ya citado, nota 4)

20-Vista aérea de la posición de Uddia. Servicio de Aerostación militar 1925. Accesible en https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

21-Diario del comandante Carvajal, página 4.

22. Diario del comandante Carvajal. Se consigna que la columna partió de Dar Drius en coche, en algunos tramos a caballo y finalmente a píe

23-Diario de bitácora del cañonero Laya. Archivo marqués del Viso. Conversaciones con Santiago Domínguez Llosá

24- TSR. EP. Expediente 50.4 folio 678. Expediente 50.4 folio 795 y expediente 50.6 folio 1191. Declaraciones del teniente Felipe Peña Martínez.  Además declaró en la instrucción para conceder la laureada al capitán Escribano y al teniente De Medina.

25-TSR. EP. Expediente 50.4 folio 795 y 50.6 folio 1191. TSR. CCM. Expediente 51.38 folio 10. Declaraciones del teniente de artillería Roque Reig Valerino

26-TSR.CCM. Expediente 51.14 folios 3580-3593, 3614-3653 y 3762-3769. Declaraciones del capitán de estado mayor Sigifredo Sainz Gutiérrez. También en TSR. CCM. Expediente 51.15 folio 4031 y 51.20 folio 6175

27-Síanz. Ibidem, p. 12

28-Sáinz. Ibidem, p. 12

29-TSR. EP. Expediente 50.9 folios 1866-1875. Declaración del capitán de caballería Ricardo Chicote Arcos

30-Sáinz. Ibidem, p.12

31-Sáinz. Ibidem, p.13

32-Sáinz. Ibidem, p.15

33-Sáinz. Ibidem, p. 19

34-TSR. EP. Expediente 50.4 folios 831-842. Declaración del teniente de artillería Fernando Gómez López

35-Sáinz. Ibidem, p. 19

36-TSR.EP. Expediente 50.7. Folios 1490-1495. Declaración del teniente de artillería Guillermo Vidal-Cuadras

37-TSR. EP. Expediente 50.9 folio 1812. Declaración del alférez de infantería Pascual Rey Arias

38-TSR.EP. Expediente 50.5 folio 1027. Informaciones del regimiento Melilla 59 sobre la evacuación de varias posiciones

39-Sáinz. Ibidem, p. 20

40-TSR. EP. Expediente 50.7 folios 1526-1529. Declaración del teniente de intendencia ángel Guerras Garrido

41-TSR. EP. Expediente 50.5 folio 356. Estado de fuerza de la Comandancia General de Melilla el 22/07/1921

42-TSR. CCM. Expediente 51.16 folios 4361-4364. Declaración del soldado de Ceriñola 42 Antonio Taviro Morales

43-TSR-CCM. Expediente 51.14 folios 3760-3761. Declaración del soldado de Ceriñola 42 Esteban Garreta Pous

44-Archivo Municipal de GRANOLLERS. Revista del Vallés 21/05/1998. Número extra página 11

45-Los 8 oficiales podrían ser: Escribano Aguado, Fernández Reigada, De Medina Castro, Márquez Tellaeche, Luque Pinillos, Velasco García, Blanco Torrubia y Ñudi Ruiz de Somavía

46-TSR.EP.Expediente 50.2 folio 438. Diario de operaciones de la escuadrilla de Melilla en el mes de julio de 1921

47-Sáinz. Ibidem, p.18. Algunas de las posiciones que habían sido abandonadas, como Mehayast, tenían sus heliógrafos en destello

48-TSR. CCM. Expediente 51.16 folios 4361-4364. Declaración del soldado de Ceriñola 42 Antonio Taviro Morales

49-Archivo General Militar de Madrid. Relación de prisioneros liberados en orden de embarque en el buque Antonio López. Documento inédito

50-Archivo General Militar de Segovia. Expediente personal del capitán José Escribano Aguado. Junto a la hoja de servicios se adjunta el resumen del fiscal en el juico contradictorio así como la ponencia del general Eladio Mille

51-Reglamento de la Cruz Laureada de San Fernando. Colección Legislativa 147, apéndice 3. Madrid 1920.

Accesible en: https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

52-Ponencia del general Eladio Mille Suárez incluida en la hoja de servicios del capitán José Escribano Aguado

53-TSR. CCM. Expediente 51.15 folio 3960. Declaración del teniente de infantería Francisco Núñez Cabaleiro. El oficial estaba al frente de la guarnición de Mehayast el 22 de julio de 1921

54- Diario de bitácora del cañonero Laya. Archivo marqués del Viso. Conversaciones con Santiago Domínguez Llosá

55-Archivo General Militar de Guadalajara. Expediente personal de Antonio Taviro Morales. Entre la documentación se halla la condena a muerte, el fallecimiento en el penal del Dueso y la revisión de la condena tras su fallecimiento

56-Rafael Ángel Contreras Cervantes. “Intrahistoria del Desastre de Annual” (en adelante IDA). Publicaciones del Ministerio de Defensa. Madrid, 2016. Página 86

57-IDA. Ibidem, P. 86

58-IDA. Ibidem, p. 87 (Asistente del teniente Felipe Peña)

59-La cantidad se deduce de las declaraciones de los supervivientes y de los prisioneros

60-TSR. CCM folio 2292. Declaración del soldado de Ceriñola Francisco López Pezuela

61-El Adelanto. Diario político de Salamanca. 16/10/1923

62-Registro de enterramientos del cementerio de Melilla. Documento aportado por Isabel Migallón Aguilar

63- El consejo de guerra se produjo 18/12/1922 siendo los dos acusados absueltos. Posteriormente el Consejo Supremo de Guerra y Marina revisó la sentencia y condenó al teniente coronel a 3 años de prisión y al comandante a 6 meses de prisión. Además se llamó la atención al tribunal que los juzgo por laxitud en la condena.

64-Francisco Basallo Becerra. Memorias del Cautiverio, página 192

65-Documento de la Comandancia General de Melilla sobre los cadáveres localizados hasta el mes de febrero de 1922. Documento aportado por Santiago Domínguez Llosá

66-TSR. CCM. Expediente 51.29. Relación de causas instruidas. Páginas 4-7. No contiene el expediente la causa al completo que sigue siendo desconocida a pesar de su importancia

67-César de Medina Bocos publicó en 1950 “Grito del Alma” (Editorial Server Cuesta, Valladolid) en el mismo se incluyen algunos testimonios del juicio contradictorio que se instruyó para conceder la laureada a su hijo

68- Carmen Marchante, La Correspondencia de Annual, Escritos de los familiares de soldados y oficiales al Ministerio de la Guerra. Estudio preliminar y edición comentada. UNED Melilla Instituto de Estudio Ceutíes y Archivo General de Ceuta, 2023

69- Carmen Marchante, La Correspondencia de Annual, Escritos de los familiares de soldados y oficiales al Ministerio de la Guerra. Estudio preliminar y edición comentada. UNED Melilla Instituto de Estudio Ceutíes y Archivo General de Ceuta, 2023. Transcripción de la carta (página 445) y fotografías de la misma (páginas 478-479) 

                                                                                   Mataró, 26 de marzo de 2024

 


Posición A. 13 de abril de 2024, confirmada la situación